20 de octubre de 2019

19 PROGRAMA MISS CHING - LA REINA PIRATA DEL MAR DE CHINA



PROGRAMA 18 DE OCTUBRE

 MISS CHING - LA REINA PIRATA DEL MAR DE CHINA

Esta aventura sirve para conmemorar el día de la niña que se ha celebrado esta semana en todo el mundo.

Por esta razón nos dirigimos a los mares de China,  para conocer a una adolescente muy inteligente de 16 años, que rompió todos los moldes y clichés del oficio de la piratería, era una joven alta, bella, con el pelo negro y ojos almendrados, muy brillantes, y un carácter muy fuerte para ser tan joven.

Zhèng Shì nació en el año 1. 775 siendo la  pirata más famosa de China, incluso muchas más que sus colegas masculinos, esta brava mujer capitaneó una de las flotas más grandes de la historia durante el siglo XVIII.

Esta feroz mujer es conocida con diferentes nombres como Ching Shih o   Madame Ching, entre otros,  como aún no era pirata, ella no tenia loro en el hombro, ni parche en un ojo,  ni pata de palo, ni bandera negra, ni se emborrachaba de ron en cada puerto, pero era  la prostituta más famosa y solicitada  siendo la que tenía el caché más alto del célebre burdel flotante de Cantón.

Las  jóvenes prostitutas,  eran las única niñas a las que no se les vendaban los pies, por ser  un signo de castidad, ya que con la venda casi no podían andar  y las mujeres  decentes se quedaban encerradas en casa, o como mucho iban a sitios cercanos al no poder caminar de manera cómoda.

Zhèng Shì mientras trabajaba como prostituta,  un día  requirió sus servicios el pirata Zheng Yi  que se sintió muy atraído por la joven,  no sólo por su belleza,  sino también por sus excelentes dotes de  organización y negociación.

Por lo que el capitán la tomó para que fuera  su concubina, y con el tiempo se casaría con ella, y como consideró que era  una buena estratega la entregó como dote el 50% de los beneficios que se obtuvieran en sus incursiones piratas.


Esta pareja  asoló las costas de los mares de China y Vietnam en una rebelión en el bando de Tay-son, y durante el tiempo que permanecieron el Vietnam decidieron adoptar a  un niño al que llamaron Zhang Bao.

En el año 1.807 el pirata Zheng Yi  falleció,  y existen varias versiones de cómo murió el capitán.

Dicen que se declaró en rebeldía y siguió navegando para morir ahogado, cuando una brutal galerna tropical, hundió su principal nave.

También cuentan  que el bravío Ching,  tras una derrota agachó la cabeza  aceptando su fracaso de buen grado, pero  un grupo de sus tripulación, como venganza por haberles abandonado y clausurado tan rentable negocio, como es la piratería, y en el 1.808 en su honor organizaron un banquete de despedida,  donde le asesinaron con un rico plato de arroz con orugas envenenadas.

A partir de ese momento su viuda Zheng Shi se convirtió en la dueña y señora de aquella flota pirata que habían formado entre ambos, una flota que rondaba  por aquel entonces más de 400 barcos, y Madame Ching tomó el mando de todos los barcos y unos miles de marineros.

Estos temibles piratas asolaron el Mar de China, sin embargo, nadie habla de la reina de los piratas, que aunque  era la capitana más terrible de esos  mares, no la dieron importancia por ser  mujer.

La flota de Ching Shih, fue líder a lo largo de la costa, e incluso a veces  imponía tasas e impuestos sobre los pueblos que invadía, estos  pueblos costeros se extendían  desde Macao a Cantón.

La gran dama de los mares, Ching Shih, literalmente cuentan las fuentes,  que empuña el timón, se hace a la mar, unifica todas las flotas piratas dispersas, traza las rutas,  planea los abordajes, las invasiones a las islas y ataques a pueblos, y de los botines obtenidos  lleva las cuentas de las ganancias y las pérdidas con mucho rigor, manejando hábilmente  entre sus dedos las cuentas de madera de su ábaco.

Esta mujer tiene las virtudes necesarias para la piratería, una era su carácter,  una es su mano de hierro,  y la otra que no tiene piedad.


En el cenit de su esplendor,  tiene a su mando más de 2.000 barcos piratas con 50.000 cañones y más de 70.000 marineros.

Cada una de las seis flotas en las que divide su poderío ostenta un color: rojo, verde, amarillo, violeta, negro, y la última, como estándar con una serpiente, y NO la típica bandera negra con calavera y tibias cruzadas.

Cada flota está comandada por un almirante que debe rendir estricta cuenta de sus correrías y botines a la reina de los piratas.

Es una mujer muy dura y un error o un faltante del botín,   se paga con la cabeza  que era  separada del cuerpo,  así  cualquier violación al rígido reglamento que redactó ella misma.

Nadie podía seducir para su placer a las mujeres cautivas, que eran apresadas en las ciudades o en los campos, ese botín debía ser  llevado a bordo del barco principal, y para poseerlas,  se debía pedir permiso al ecónomo que era  el administrador mayor del barco, y una vez concedido ese permiso, el marinero podía  retirarse a la cala del barco, que es la parte más baja del interior, este espacio está recubierto por tabiques no siendo un lugar muy confortable para el encuentro amoroso.

Si alguno osase no seguir las normas y usara violencia contra una mujer violándola o abusando de ella era castigado con la muerte.

Si un hombre va a tierra por su cuenta, sin pedir permiso o comete  un acto llamado "franquear las barreras" se le perforan las orejas como castigo en presencia de toda la flota, y en el caso de que ese hombre reincida en su osadía se le da muerte.

Se prohíbe tomar a título privado la menor cosa del botín procedente del robo o del pillaje. Todo será registrado, y el pirata recibirá, de las diez partes, dos para él. Las otras ocho corresponderán al almacén denominado "Fondo general". Tomar algo de ese fondo será castigado con la muerte.

Pero pese a su gran poder y coraza de mujer dura, la vida de Madame Ching no es plena, teniendo  un gran vacío en su corazón, por lo que se enamora de su hijo adoptivo, el  vietnamita que ya tiene 34 años,  y como ella manda y ordena se casa con él, para de esa forma extender el dominio familiar sobre su colosal flota, que era el azote y el terror del mar y de la tierra.

Sin embargo, lentamente, se acerca la hora del eclipse del Imperio Celeste que es demasiado antiguo y poderoso, y el proveedor comercial de China Ergo, no tolera que ese enorme tejido empresarial de tentáculos piratas  colabore aún más en su destrucción y se haga rico a sus espaldas,  y  el joven emperador Kia-King decide acabar con la reina de los piratas.

Pero no sabe cómo luchar contra semejante ejército, que ha arriado banderas, hundido centenares de buques y saqueado poblaciones enteras.

Para tratar de acabar con el poderío de esa valiente mujer, el emperador alista una flota,  que piensa que es  invencible, y pone al mando a su mejora almirante, el gran Kuo-Lang, y antes de ordenar su partida proclama un largo edicto imperial, que fue muy  criticado por las formas y el  lenguaje utilizado.

Refiriéndose a  Madame Ching y sus fuerzas, el emperador Kia-King le dice a su almirante Kuo-Lang:
"No son,  ni fueron nunca los verdaderos amigos del navegante  ya que lo acometen con ferocísimo impulso y lo convidan a la ruina, a la mutilación o a la muerte.

Violan así las leyes naturales del Universo, por lo que te encomiendo el castigo.  Almirante.

No pongas en olvido que la clemencia es un atributo imperial, y que sería presunción en un súbdito intentar asumirla. Sé cruel, sé justo, sé obedecido, sé victorioso.

90  días más tarde de esa reunión, casi 1.000 naves de  las flotas se enfrentan durante día y noche luchando  encarnecidamente,  entre un estruendo de gritos desgarradores , campanas al vuelo, cañonazos, crujir de maderas, chocar de sables, golpes de gong, todo se despedaza y todo se destruye, pero la pirata Ching vence y el almirante Kuo–Lang se suicida.

La victoria crea adicción a la reina pirata,  que tiene más sed de batalla, y envía de nuevo a sus barcos a la lucha,  quiere más orgía de sangre, y se lanza sobre aldeas enteras, no deja nada en pie, captura y hace prisioneras a 1.000 mujeres para traficar con ellas y venderlas  en Macao, que es la región China más famosa por su contrabando de opio y mujeres para la prostitución.

Pero el emperador no levanta bandera blanca, y organiza una segunda y definitiva expedición, duplicando los hombres, duplicando las naves,  aumentando las armas, y además embarca augures y astrólogos para que le den suerte y le desvelen el futuro con el fin de tener una previsión de los acontecimientos.

Como director de la contienda confía la suerte de la batalla a uno de sus mejores estrategas el almirante Ting-Kuei, que remonta el delta del Si-Kiang y bloquea el avance la flota pirata enemiga.


Miss Ching no rehúye a la lucha, porque es lo último que haría, aunque se siente agotada, destrozada y se sabe destronada, aun sabiendo  todo eso y que esta batalla la tiene perdida, lucha como lo que es una valiente guerrera.

Después de una atroz y sangrienta lucha en el mar,  sus barcos están destrozados, sus hombres heridos y agotados, con importantes bajas, ya de nada le sirven  el constante retumbar de sus tambores, de sonido los gongs y de las campanas con lo  que siempre insufló coraje a su tripulación,  la capitana, de pie en medio de la proa, tira sus dos espadas al agua, se arrodilla, y pide que la lleven a la nave principal del almirante Ting–Kuei, con esta imagen de derrota, su reino pirata está acabado.

 Alguna crónicas no muy fiables refieren que la viuda, Ching Shi, Madame Ching,  Shih Shiang Gu, Hsi Kai, Shih Yang, Kai Ching Yih, Ching Yih Saou, Ching Yih Saoa, Cheng I Sao y Xheng Yi Sao, y  todos sus nombres, que  fue perdonada por el emperador y puesta al frente de una cadena de burdeles como madame y de una red de tráfico de opio.

Madame Ching se puede considerar como la pirata con mayor éxito de la historia en todas sus ofensivas.

Después de sus grandes hazañas y vivencias,  la reina de los piratas murió como había empezado su vida como en un lupanar de Macao a los 69 años en el año 1.844, y no con las botas puestas y su cuchillo entre los dientes, como hubiera sido su deseo, sino entre maquillaje, perfumes  y vestidos de seda con llamativos colores.


Jorge Luis Borges dedicó una historia a  "La viuda Ching”, en su libro titulado "Historia universal de la infamia", en el año 1.933.
Diciendo de ella cuando tomó el mando a la muerte de su esposo:
Debían tomar una decisión. Era preciso saber, ahora que su capitán había muerto, quién asumiría el mando. Cuando ya estaban todos reunidos la viuda subió a cubierta, vestía un traje de capitana bordado con dragones de oro sobre seda roja, azul y púrpura. En el mar no hay silencio, pero todos estaban callados, así que fue ella quien habló:

—Miradme capitanes, vuestro jefe estaba de acuerdo conmigo. La escuadra más fuerte es la que está a mis órdenes. Ha recaudado más tesoros que ninguna otra. ¿Creéis que me rendiré ante un jefe hombre? Jamás.

Queridos oyentes: Olvidaos de todo lo que el cine y la literatura nos ha contado. El pirata más grande de todos los tiempos fue una mujer y navegó en el mar de China. Madame Ching Shih, la mujer sin nombre que arriaba la bandera roja.


Espero que este ajetreado trayecto no os haya asustado para el próximo embarque,  pero como no hablar de la Reina de los Piratas que fue esclavizada en su tierna infancia como prostituta y gracias a su valor e inteligencia llegó a ser una mujer muy importante en una época y un trabajo solo de hombres.

Ojalá vuelva a veros en el próximo Viaje en el Tiempo, os recuerdo que estamos en el estudio de Radio Onda Cabanillas y nos estas escuchando en el 107.0  FM, también  nos puedes sintonizar a través de Radio Garden, o la página web del Ayuntamiento de Cabanillas del Campo.



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