Las familias romanas, se denominan “gens” y eran una agrupación civil o sistema social de
la Antigua Roma.
Cada gens comprendía a varias familias que se
identificaban a través del cognomen de los hombres, por lo que sus integrantes
eran agnados o gentiles, y estaban dirigidos por varios pater familias.
El cognomen (plural, cognomina) que usaban los romanos era lo que especificaba la rama de la familia nomen
a la que se pertenecía, o, en algunos casos también era el apodo de una persona
en particular por ejemplo, "Lucio"; pero solo lo tenían los hombres,
pues las mujeres eran designadas únicamente por el nomen.
El nombre oficial de los antiguos romanos estaba
conformado al menos por el praenomen y el nomen junto con la filiación y la
tribu.
Los nombres propios
entre los romanos se les ponía a las
niñas el octavo día después del nacimiento,
y a los niños el noveno día después.
Este día le
llamaban “dies lustricus” y el bebe era legitimado por su padre en el hogar,
haciendo una ceremonia, que consistía en levantar al recién nacido que estaba
en el suelo hacia el cielo (tollere filium) entre los brazos, esa ceremonia
“lustratio”, de purificación estaba conectada con sacrificios, y otros ritos religiosos.
En este bautizo se
hacían procesiones para bendecir
al bebe, pulverizando con agua al bebe usando una rama de laurel o de olivo, y algunas
familias utilizaban un utensilio llamado aspergillum (hisopo), además se
quemaba incienso y plantas aromáticas.
En ese ritual era habitual ofrecer el sacrificio de un
cerdo, en latín (sus), o un cordero (ovis), si la familia era rica podían
sacrificar un toro o ternero (taurus), pero antes de matarlo, le hacían dar vueltas alrededor del bebe objeto
de la purificación, y en ese acto era cuanto a los niños se les daba el ·para-enomen”
(nombre de pila) siempre coincidiendo
con algún antepasado; y a las niñas se les daba el “nomen”, siempre coincidente
con el de su gens o clan.
Por ejemplo, las niñas de la gens Julia, todas se
llamaban «Julia» y para distinguirlas
entre sí, se añadían las palabras: minor, maior, tertia (tercera).. según su
orden de nacimiento.
Pues en una, de esas gens, nació en el año 283 d. C. en Siracusa,
que es una ciudad de la provincia romana de Sicilia, en el seno de una familia
noble, rica y cristiana de la gens
Eutiquia, una niña a la que llamaron Lucia, esta bebe era hija de un
hombre llamado Lucio, que murió siendo muy joven, y se cree que sin seguir la
norma romana, la llamaron como su padre.
El significado del nombre de Lucía es “Luz para el
mundo”, esta niña fue educada en la fe cristiana, ofreciendo su vida y
virginidad a Dios.
Sin embargo, su madre no estaba de acuerdo con esa
elección, porque estaba muy enferma y necesitaba a su hija al no poder hacer
muchas cosas, por lo que la comprometió a Lucia con un joven pagano, contra su
voluntad.
Un día la madre decidió ir a rezar a la tumba
de Santa Águeda de Catania, ya que decían que era milagrosa para pedir que
obrase un milagro y curar su enfermedad, y pidió fervorosamente que las
frecuentes hemorragias que tenía cesaran y la madre se curó de la terrible
enfermedad, por lo que Lucia pensó que si Santa Águeda había hecho un milagro a su madre
ella quería otro que la librara del compromisos con aquel hombre pagano, para consagrar su vida a Dios que era lo que
ella deseaba y donar su fortuna a los
más pobres.
Y Según cuentan Santa Agueda hizo el milagro y su madre
aceptó que no sé desposara con aquel chico, pero el joven muy enfadado quería
venganza al ser rechazado, y acusó a Lucia ante el pro-cónsul Pascasio de que
era cristiana.
Otra historia cuenta que una vez convertida al cristianismo,
se erigió en su defensora, llegando a curar milagrosamente a su madre enferma,
recibió las apariciones de Santa Águeda.
Pidió entonces Lucía dos cosas a su madre, que le diese
los bienes que heredaría para repartirlos a los pobres y que no la diese a nadie
en matrimonio.
A su vuelta a casa
comenzaron a vender diariamente una pequeña parte de su patrimonio y el dinero
obtenido lo entregaban secretamente a los pobres, pero como ya Lucía antes
había sido prometida a un joven, éste al pensar que la fortuna estaba siendo
dilapidada la denunció al cónsul que la llamó a su presencia.
La leyenda cuenta que la belleza de Lucia residía en sus
bellos ojos y su mirada, y por esa razón eso tenía muchos pretendientes, lo que
ha le hacía sentirse agobiada y acosada
sobre todo por muchos hombres.
Y uno de esos hombres, tan pesados, era el pretendiente
rechazado, que estaba enamorado de sus ojos, y para que la dejase en paz, ella
se arrancó y se los envió en una
bandeja, pues sí sus ojos era lo único que le interesaban, ahí los tenía.
Como el pretendiente, en venganza por ser rechazado la
había denunciado por ser cristiana, en el año 304 Lucía fue arrestada.
Interpelada por el cónsul Pascassio ella indicó que había
repartido su fortuna socorriendo a los pobres en sus necesidades y que como ya
no le quedaba dinero para ello quería honrar a Dios consagrando a Él su
persona.
El cónsul la acusó de socorrer a corruptores del imperio
y la amenazó con varios suplicios, como quiera que Lucía continuaba inalterable
en su voluntad, mandó a unos de sus hombres llevasen a un lugar público y allí le infringiesen
todo tipo de aberraciones hasta su muerte, pero no hubo resultados.
En ese momento en que mandaba Diocleiano eran tiempos difíciles y Lucía fue arrestada bajo
la acusación de ser una cristiana, y Pascasio le ordenó que hiciera sacrificios
a los dioses, a lo que Lucía se negó.
Entonces ante esa negativa decidieron sacrificarla, el procónsul
dio órdenes precisas a sus soldados a que la llevaran a un prostíbulo para que
la violaran, diciendo a Lucía: “Te
llevaré a un lugar de perdición así te alejarás de tu dios”, y te obligaremos a
su renuncia y le negarás.
Fueron varios los que acudieron para llevársela, pero fue
imposible moverla del lugar en que se encontraba. Ordenó entonces el cónsul que
se la amarrase con cuerdas sus pies y
mano para que tirasen de ella, con todos hombres fueran necesarios para moverla de
aquel sitio, pero todo fue inútil. Indicó ordenó que fueran bueyes los que
tiraran de las cuerdas, pero tampoco lograron moverla.
Llamó entonces a
unos magos para que con su magia y encantamientos trataran de moverla de aquel
lugar, pero todo fue inútil.
Pascassio, lleno de cólera pidió que fuese rociada con
orines pues existía la creencia de que estos deshacían los encantamientos, así
se ejecutaron sus órdenes, pero Lucía siguió inmóvil.
A continuación, intentó quemarla viva, pero ello no fue
posible, todo se quemó a su alrededor menos ella.
Entonces el procónsul Pascasio tomo otras medidas y
ordenó que fuera condenada al martirio sometiéndola al suplicio de aceite y pez
hirviendo, sin resultados.
Un amigo del cónsul se dirigió entonces hacia Lucía y
clavó su espada en su garganta. Cuenta la tradición que Lucía permaneció viva e
inmóvil hasta que recibió la comunión.
Otra tradición nos cuenta que le arrancaron los ojos y ella volvió a ponérselos, y a partir de ese
momento Lucía es considerada por los cristianos como una mártir cristiana,
venerada por distintas iglesias: la católica, ortodoxa y luterana, esta mujer
es importante por los milagros que ha hecho a personas ciegas, y esta creencia popular fue decisiva en la
interpretación iconográfica, siendo considerada patrona de oculistas y
electricistas e invocada contra las afecciones de los ojos.
Los relatos que existen sobre su muerte entre los siglos
IV y V son idénticos, considerándose que esa información es oficial, aunque tiene algunos detalles diferentes respecto a
su forma de morir y porque se quedó ciega.
Según uno de los relatos realizados por el martiryon
griego Lucía la dejaron ciega, durante el periodo de la passio latina, al ser
martirizada al traspasar su garganta con una lanza y sacarla por los ojos.
En esos momentos Roma estaba bajo el poder del emperador Diocleciano
entre los años 303 y 311, época que se
convertiría en la mayor y más sangrienta persecución oficial del imperio romano
contra los cristianos, pero no logró, su objetivo que era destruirlos.
Diocleciano hizo una reforma en la estructura del
gobierno imperial que ayudaron a estabilizar económica y militarmente a Roma, permitiendo que el Imperio perdurase más de
cien años, cuando había estado a punto de colapsar pocos años antes.
Diocleciano nombró a Maximiano co-emperador, otorgándole
el título de Augusto de Occidente en el 285. En el concilio de Carnuntum.
Diocleciano y Galerio obligaron a Maximiano a renunciar a
sus pretensiones imperiales; no obstante, dos años después intentaría hacerse
de nuevo con el poder mientras Constantino se encontraba de campaña en el Rhin.
El levantamiento no tuvo éxito a causa de la ausencia de
apoyos y Maximiano fue capturado en Marsella, y condenado a muerte por
Constantino, obligando a Maximiano a
suicidarse en el verano del año 310.
A partir del año 324 el cristianismo se convirtió en la religión
dominante del Imperio, bajo el gobierno de Constantino I el Grande.
La muerte de Santa Lucía tuvo lugar hacia el año 313, y donde la enterraron se construyó un santuario dedicado a su advocación,
siendo lugar de peregrinaciones en su honor, donde se han realizado multitud de
milagros.
La relación entre Lucía y los ojos, probablemente tiene
que ver por la iconografía de la Edad Media, ya que su nombre significa luz; lo
que la hace ser la protectora de la vista, la patrona de los pobres, de los
ciegos, de los niños enfermos y de las ciudades.
Durante la Edad Media, el calendario juliano dieron un
retraso en la cuanta de los días, y de esta manera coincide con el solsticio de
invierno, siendo el día más corto del año cuando se coloca la festividad en su honor, al tener
los días menos luz.
De ahí en refrán que reza “Santa Lucía, acorta las noches y alarga los
días”.
El nombre de Lucia
significa “la que porta la luz”, y en esas fechas es cuando se conmemoraba su
martirio, ya que los datos son las que
pueden explicar el origen de esa leyenda sobre sus ojos.
La Iconografía de Lucía de Siracusa, es representada
normalmente con una espada que le atraviesa el cuello, una palma, un libro, una
lámpara de aceite y en ocasiones también con dos ojos en un plato.
Según la leyenda, debido a que fuentes exactas no existen,
hoy en día debido al tiempo que ha
transcurrido desde ese acontecimiento; lo que cuentan es que cuando transfieren
el cuerpo de Santa Lucía de Siracusa a Constantinopla, lo hacen para alejarla
del período de invasión de la ciudad de Siracusa por parte de los sarracenos,
durante la Cuarta Cruzada en el año(1204), siendo el duque de Venecia el autoriza
que sus restos sean llevados a Venecia al monasterio de San Jorge, para luego
en 1280, trasladarlos a su Iglesia en Venecia.
Las historias sobre Santa Lucía cuentan que salvó muchas
veces a su pueblo natal, en momentos de difícultades, en situaciones de hambre,
terremotos, guerras, y además, se ha comprobado que su intervención en otras
ciudades como Brescia, que fue librada de una gran miseria, debido a su
intercesión.
En 1955, el rostro de Lucía fue cubierto con una máscara
de plata por expreso deseo del Patriarca Cardenal Roncalli (futuro Juan XXIII).
En Venecia se encuentra el sarcófago de cristal bajo el
altar mayor de la Iglesia de Santa Lucia, aunque en algunas ocasiones la
iglesia figura solo con el nombre de San Geremias, porque es la plaza donde
está situada la iglesia.
Los restos de la santa fueron trasladados a esta iglesia
en 1861 ya que se había construido en su honor, pero esta iglesia fue derribada
para construir la estación de tren que lleva su nombre.
Muchas personas tienen mucha fe en Santa Lucía ya que
dicen que hace milagros cuando hacen peticiones respecto a la vista, y que
además otro tipos de favores.
Debido a su relación con la vista, los ciegos la proclaman como su patrona, y los creyentes
la tienen mucha devoción debido a su discapacidad.
Santa Lucía, gracias a su triste historia, tiene muchos santuarios en su honor por muchos países del
mundo.
El día 22 de junio
de 1894 fue descubierta la catacumba de San Giovanni, la más importante de
Siracusa, que se encuentra cercana a la que conservó el cuerpo de Santa Lucía,
incluso se dice que para el siglo IV, ya era celebrado en esa localidad el día
de su martirio.
Su vida pura y humilde, su caridad y fervor, su entrega
plena al servicio de Dios, fueron premiados con el símbolo de la palma suprema de la virginidad y del martirio
como aparece en algunas iconografías.
En la fiesta de Santa Lucía se remonta desde los orígenes
de la Edad Media, entre los siglos XVI y XVII, en Estocolmo se comenzó a
celebrar la fiesta oficial, en la que se hacen grandes banquetes para la
conmemoración.
El Festival de Santa Lucía se desarrolla cada 13 de
diciembre que en el antiguo calendario Juliano usado en Suecia hasta 1753 era
el Día de Navidad, y la noche más larga del año.
Hoy día en cada pueblo y ciudad, escuela o empresa, y en
las iglesias, se realiza el desfile de Lucía, las niñas llevan velas con luces en lugar de velas con
fuego, como se hacía antiguamente.
Detrás de la niña desfilan más niñas con la misma túnica
blanca y una vela en la mano, seguidas por los niños con capirotes blancos y
decorados con estrellas amarillas, y también por los más pequeños vestidos de
duendes. Es la “llegada de la luz”.
En esas fiestas tradicionales, las familias suecas suelen
reunirse para hacer unas pastas al horno en moldes que recuerda a los ojos de
Lucía, conocido como “bollos de santa Lucía”, y se los comen después de cantar
canciones folclóricas. Estas pastas dicen que dan buena suerte y se regalan a
los maestros y personalidades deseando
que sean justos en sus trabajos.
Una joven es elegida como “Reina de Lucía de Suecia” y
recibe la corona el 13 de diciembre.
Es tradición que es un día para disfrutar de emocionantes
conciertos corales en iglesias y teatros, donde los niños y jóvenes tienen el
protagonismo absoluto.
La celebración del día de Lucía es, junto con la fiesta
de San Juan o solsticio de verano, son las ceremonias más importantes en la cultura sueca y tiene una clara
vinculación con las condiciones de vida en la sociedad agraria nórdica:
oscuridad y luz, frío y calor.
En toda Suecia, hoy como todos los años, han comenzado el día con la canción de Lucía
en casa, televisiones y radios, es impresionante como millones de suecos cantan
una canción típica procedente del sur de Italia, y que ha sido interpretada por
los más grandes cantantes clásicos.
Esta fiesta es el preludio de las fiestas navideñas, el
principio de la temporada navideña siendo la celebración de la luz, ya que los
días con más oscuros.
La letra de la canción dice: Santa Lucía
La noche camina pesadamente
Alrededor del patio y del hogar,
Cuando el sol parte de la tierra,
Las sombras se ciernen.
Ahí en nuestra casa sombría
Andando con velas encendidas
¡Santa Lucía, Santa Lucía!
La noche camina segura y sigilosamente,
Ahora escuchen sus alas,
En cada cuarto tan silencioso,
Susurrando como unas alas.
Miren, en nuestro umbral está,
Vestida de blanco con luz en su pelo
¡Santa Lucía, Santa Lucía!
La oscuridad pronto se volará
De los valles de la tierra.
Luego nos dice
Una palabra maravillosa:
Un nuevo día volverá a levantarse
Del cielo rosado…
¡Santa Lucía, Santa Lucía!
Desde tiempos que incluso no hay escritos ha tenido a
Santa Lucía como patrona de los ciegos y abogada de problemas de la vista. Sus
fieles devotos hacen peticiones sobre la cura de alguna enfermedad, teniendo
como agradecimiento un presente como exvoto ojos de oro o plata. Las Iglesias
ortodoxas, católica, y luteranas escandinavas celebran su fiesta el día 13 de
diciembre.
En España la ONCE organiza unas jornadas todos los años
para conmemorar junto a sus afiliados y
pensionistas el día
IMAGEN SANTA LUCIA DE ZURBARÁN
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